En artículos previos hablamos de los primeros pasos de la perfilación criminal, siguiendo el rastro de Jack el Destripador y acercándonos a los asesinatos de Albert Dyer. En este nuevo artículo seguiremos con la evolución de la técnica de la perfilación, presentando otro caso de sumo interés. Su protagonista es George Metesky, a quien se le conoce como Mad Bomber o el Loco de las Bombas. Para ello, nos basaremos en el libro Nuevos perfiles criminales (2022) de Vicente Garrido.
El Loco de las Bombas: 17 años de actividad
Entre 1940 y 1957 Nueva York vivió amenazado por un sujeto desconocido al que la prensa denominó como «Loco de las Bombas». Cuando el 21 de enero de 1957 un tal George Metesky fue interrogado por la policía, éste «reconoció haber puesto un total de 33 bombas en Manhattan y Brooklyn, 22 de las cuales explotaron e hirieron a 15 personas» (Garrido, 2022, p. 170). Asimismo, «confesó la ubicación de un artefacto sin estallar que llevaba varios años oculto en una butaca ahuecada de una sala de cine» (p. 170).
Entre 1940 y 1946, el Sr. Metesky envió más de dieciséis cartas a periódicos, a la compañía Edison, hoteles y grandes almacenes (p. 167).
El perfil de Mad Bomber, según el Dr. James Brussel
En 1957, la policía se encontraba en un callejón sin salida. En consecuencia, el inspector responsable de la investigación, Howard E. Finney, solicitó ayuda al psiquiatra James Brussel para dar con el Loco de las Bombas. El Dr. Brussel tuvo acceso a todo el expediente del caso y, una vez estudiados todos los documentos, comunicó a la policía el siguiente perfil (p. 168):
Es un hombre. Paranoico. De mediana edad, de 40 a 50 años, introvertido. De físico bien proporcionado. Está soltero, es un solitario, quizás viva con algún familiar, mujer, más mayor que él. Es muy pulcro, bien vestido, bien afeitado. Buena educación, pero de origen extranjero. Tiene habilidades mecánicas, maneja bien las herramientas. No le interesan las mujeres. Es eslavo. Religioso. Puede responder con violencia en el trabajo si recibe críticas. Posible motivo: despido o reprimenda. Se siente superior a sus críticos. El resentimiento continúa creciendo. Sus cartas las envía desde Westchester, pero no enviará las cartas en la misma ciudad donde viva, así que vivirá en algún lugar situado desde su casa hasta Nueva York. Una ciudad donde hay una gran concentración de polacos es Bridgeport, y para ir desde allí hasta Nueva York se pasa por Westchester. Ha estado enfermo de gravedad, probablemente del corazón. Cuando lo capturen, llevará una chaqueta de doble botonadura.
El Loco de las Bombas mordió el anzuelo
Según Garrido, «Brussel también sugirió que la prensa alentara a que se comunicara más, y que incluso publicara el perfil que les había dado, para que él se sintiera en la obligación de corregirle los errores» (p. 169). Y así sucedió. Mad Bomber respondió a una editorial de un periódico que se dirigía a él, aportando en dicha respuesta un dato muy importante: «que sus quejas provienen de un hecho ocurrido el 5 de septiembre de 1931» (p. 169).
Como resultado de ello, en los archivos de la compañía Edison «se encontró la carta de un empleado quejándose del tratamiento que la compañía le había dado después de que sufriera un accidente laboral en la fecha indicada» (p. 169). Habían dado con el meollo del asunto (p. 169):
El accidente consistió en la explosión de una caldera en la central eléctrica de Manhattan, y le provocó una herida que se hizo crónica. Había recibido un salario por enfermedad por parte de la compañía durante 12 meses, pero dado que el empleado no regresaba al trabajo —se quejaba de fuertes dolores de cabeza y otros problemas—, y que los médicos no encontraban que él tuviera alguna enfermedad, después de esos 12 meses la compañía lo despidió. Se llamaba George Metesky, y no quedó contento con esa solución, así que se dispuso a llevar a la compañía Edison a los tribunales. Pero no tuvo esa oportunidad, porque debería haber reclamado dentro de los dos años de haber sufrido el accidente, y ese periodo de tiempo ya había transcurrido.
El perfil elaborado por Brussel fue casi perfecto
Cuando la policía se presentó en el domicilio de George Metesky, se encontraron con un sujeto de las siguientes características (p. 169):
De 54 años, de origen polaco, de físico recio, soltero, que vivía con dos hermanas solteras, y que disponía de un taller para fabricar bombas en el garaje. Y lo mejor: cuando, después de pedir permiso a los policías para retirarse a su habitación para vestirse (la policía había irrumpido de madrugada), Metesky regresó, lo hizo… ¡con un traje de chaqueta cruzada de doble botonadura!
El perfil que el Dr. Brussel había elaborado del Loco de las Bombas fue muy preciso, casi perfecto. Tan sólo se equivocó en la edad —pues era mayor que lo predicho por el doctor—, el nombre de la ciudad —dado que residía en Waterbury y no en Bridgeport— y la enfermedad —no se encontraba enfermo del corazón, sino de los pulmones— (p. 170).
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