Carlota Barrios Vallejo es perito en criminología, licenciada en Criminología por la Universidad Camilo José Cela, diplomada en criminalística por la Universidad San Pablo CEU, directora de seguridad por la Universidad San Pablo CEU y experta en CPTED por el NICP (National Institute of Crime Prevention) de Florida (EE.UU). Ofrece sus servicios criminológicos en su sitio web Crimiperito y es autora del blog CrimiAmbiental.
Dª Carlota Barrios Vallejo, es usted perito en criminología. ¿Cuál es su labor como tal?
El peritaje criminológico está relacionado, mayoritariamente, con la actuación del criminólogo en el ámbito forense, es decir, sirve, sobre todo, para poner nuestros conocimientos profesionales al servicio de la Administración de Justicia. En este aspecto, he realizado numerosas periciales (la mayoría relacionadas con delitos contra las personas) entre 2015 y 2020, aunque los últimos dos años ya me estaba centrando en la que hoy es mi especialidad, por medio de informes de asesoría. Hoy me dedico enteramente a la CPTED y a la criminología preventiva, y desde 2021 he ido abandonando el ámbito forense. No obstante, es algo que me gusta mucho hacer y de lo que se aprende mucho, así que no descarto volver a los juzgados en un futuro.
¿Cuáles son los diferentes tipos de informes criminológicos que puede elaborar?
Ahora mismo estoy capacitada (tanto por formación como por experiencia) para hacer informes criminológicos preventivos e interventivos. Por ejemplo, en el primer grupo podríamos encuadrar informes de prevención criminal a través del diseño ambiental (CPTED) así como otros que se basen en técnicas complementarias como la prevención situacional del crimen (SCP).
Esto es algo que también puedo adaptar a casos particulares relacionados con la seguridad (objetiva y subjetiva) y gestión de espacios públicos, por medio de informes que usen técnicas de propedéutica criminológica (básicamente, criminología aplicada); estos informes necesitan de una recogida de datos para conocer la situación y sus problemáticas, una propuesta de cambios justificados para mejorar o paliar los problemas, y una nueva recogida de datos tras la implementación de las soluciones elegidas. Con esto llevo a cabo un seguimiento y una comparativa que tenga en cuenta el antes y el después; así podemos saber si hemos logrado nuestro objetivo.
En cuanto a los informes interventivos, puedo elaborar informes sobre la adecuación de la pena o medidas de seguridad (por ejemplo, tras terminar un proceso con una condena); esto lo puedo adaptar a diferentes situaciones donde ya no hay posibilidad de prevenir nada porque el daño o problema ya se ha producido o se está produciendo.
¿Cuál es la diferencia entre un informe y un dictamen criminológico y cuándo es oportuno emitir un dictamen en lugar de simplemente un informe?
Un informe, como su propio nombre indica, está orientado a informar acerca de una situación y para ello debe recabar datos (a ser posible, de diferentes fuentes) para poder hacerlo de manera rigurosa. Los informes están más orientados a situaciones donde se quiere conocer una situación para poder intervenir posteriormente sobre ella, por eso son muy típicos de la criminología preventiva. En mi caso, suelo hacer informes que involucran dos etapas (a veces tres, cuando se requiere seguimiento): la inicial y la final.
El dictamen está más orientado a emitir nuestra opinión como expertos, por eso se suelen ver más en el ámbito forense. Este es el caso de las periciales criminológicas, donde nos van a solicitar una opinión experta de un caso concreto, y puede ser tanto de parte (cuando el solicitante es una de las partes de un proceso) como de oficio (cuando el solicitante es un juez). Esta opinión debe estar basada tanto en nuestra formación criminológica como en nuestra experiencia profesional, y son informes que deben estar revestidos de la mayor cientificidad posible; así son más sólidos y están menos sujetos a interpretaciones erróneas, prejuicios, etc.
Dª Carlota Barrios, ¿podría ponernos un ejemplo de una revisión de caso desde su perspectiva criminológica?
Un ejemplo muy habitual de revisión de caso que puede hacer un criminólogo es con los llamados «casos fríos». Son casos a los que se aplica un archivo provisional porque no hay indicios para seguir investigando; las vías de investigación policial se han agotado, por lo que el juzgado competente decide archivarlos hasta que se pueda volver a retomar su investigación. El problema es que, muchos de esos casos, jamás vuelven a retomarse, porque nadie solicita nuevas diligencias que lo permitan.
Los criminólogos pueden estudiar y analizar detenidamente estos casos (haciendo uso de la documentación judicial que haya sobre los mismos, como puede ser un sumario) y, si creen que hay alguna vía que no se ha abierto o algo que no se ha hecho en su momento, puede emitir un informe para solicitar al juez la práctica de dichas diligencias. Evidentemente, el magistrado decidirá si proceden o no, aunque, en mi experiencia, es relativamente fácil levantar el archivo de estos casos porque siempre hay algo que se ha olvidado o pasado por alto.
¿Qué es una contrapericial criminológica?
Hay varios tipos de contrapericiales, pero la más básica suele ser una pericial en respuesta a la de otro profesional (por ejemplo, cuando no se está de acuerdo con lo que opina o cuando podemos probar que se equivoca en sus conclusiones).
La contrapericial criminológica también se puede enfocar a la perfilación criminal. En España, lo más habitual desde la criminología en este aspecto es informar al juez acerca de si las características del acusado o investigado coinciden con el modus operandi y los indicios recabados de una o varias escenas del crimen. Es decir, ¿es compatible el acusado, por sus características concretas, con la persona que presuntamente actuó en esa escena o escenas? En este caso puede que la acusación sostenga que el acusado o investigado es el culpable, pero ¿y si se equivoca? En ese caso podemos emitir una contrapericial argumentando por qué no es compatible con aquello de lo que se le acusa, o del grado de participación que se le atribuye.
¿Qué es la CPTED y para qué sirve?
La CPTED es un conjunto de herramientas o estrategias orientadas a la prevención criminal. Sus siglas vienen de Crime Prevention Through Environmental Design, que se puede traducir como «prevención criminal mediante el diseño ambiental». A diferencia de otros métodos preventivos (como la prevención situacional), la CPTED aboga por centrarse, no sólo en reducir la criminalidad, sino también en potenciar las herramientas de las que disponen los ciudadanos para no convertirse en víctimas (o ser menos vulnerables). Su objetivo final es combatir el crimen incrementando la calidad de vida de los ciudadanos, y esto lo hace por medio de cuatro pilares básicos: la vigilancia natural, el refuerzo territorial, el control natural de accesos y el mantenimiento. Aunque a lo largo del tiempo se han ido incorporando otras estrategias a la CPTED, todo gira en torno a estos cuatro principios, que funcionan de manera interrelacionada.
La CPTED sirve, en definitiva, para prevenir el crimen desde una perspectiva que tiene en cuenta a las víctimas potenciales, que hace más partícipes o tiene más en cuenta a los usuarios finales de sus aplicaciones. También se caracteriza por ser complementaria de otro tipo de medidas, como las que puedan proponerse desde la seguridad privada, reduciendo en muchas ocasiones los costes de las mismas. Es una solución para el conjunto de la ciudadanía. Por ejemplo, si aplicamos la CPTED a la construcción de una nueva urbanización (que es lo que yo suelo hacer), los vecinos que en un futuro se muden a ella serán los beneficiarios directos de las medidas que hayamos adoptado.
¿Y quién debería solicitar una consultoría o un informe que se apoye en los principios de la CPTED?
Lo ideal es que los agentes encargados de modificar de alguna manera los espacios públicos sean conscientes de que esto existe y que tienen disponible algo con lo que mejorar la seguridad de cara al futuro. Algo que no implique necesariamente medidas de blindaje costosas y que no gustan a muchos ciudadanos, o que permita reducir la presencia policial o facilite su labor. Al fin y al cabo, los recursos son limitados, por lo que diseñar o rediseñar espacios desde la CPTED ofrece una mayor garantía de éxito a la hora de mejorar la seguridad pública.
Estos informes o consultorías se pueden solicitar desde el sector público o privado, aunque tengo que decir, a este respecto, que el segundo está tomando la delantera, mucho más comprometido con alcanzar estándares de seguridad y calidad de vida que aumenten el valor de lo que construyen o modifican.
¿Cuál es el sentido de la criminología preventiva en el ámbito de la enseñanza?
Es una parte importantísima, en tanto en cuanto es uno de los objetivos más importantes de la criminología aplicada. Si dejamos a un lado el ámbito forense (judicial y penitenciario), la criminología se centra mucho en aportar soluciones ante el problema de la criminalidad. Y una de esas posibles soluciones es reducir su tasa y/o su gravedad.
Por mi experiencia como docente, creo que es fundamental enseñar a los futuros criminólogos diferentes métodos de prevención, y estoy muy satisfecha de ver cómo se han adaptado los temarios actuales a esta realidad. Por ejemplo, ahora estudiamos métodos relacionados con las teorías del control (como la prevención situacional del crimen) o con teorías ambientalistas (como la CPTED), pero también vemos sus principales críticas; de esa manera entendemos que no hay un método perfecto de prevención y que todos necesitan mejorar ciertos aspectos o combinarse para lograr la efectividad que buscamos. Cada caso es un mundo y hay que conocer muy bien estas herramientas y sus limitaciones para elegir la metodología más indicada para abordarlo.
Para concluir la entrevista, Dª Carlota Barrios, si quisiera añadir algo más, adelante, suya es la palabra.
Me gustaría añadir una obviedad, pero creo que, a veces, los criminólogos estamos tan centrados en nuestros problemas gremiales que se nos olvida lo más importante: se hace camino al andar. Nadie va a venir a indicarnos un camino para que lo sigamos.
Me animé a dar el primer paso hace más de una década gracias a algunos de mis mejores profesores de Criminología (Juan Sarmiento-Marín, Beatriz de Vicente, Ángel Ponce de León, etc.) que me dieron los conocimientos que necesitaba para hacerlo. Una vez en el camino, que empieza siempre accidentado y con muchos tropiezos, me ha animado ver a otros compañeros que lo emprenden, cada uno a su manera. Así es como he permanecido en él y como he desarrollado la fuerza para levantarme tras cada caída (¡que han sido unas cuantas y duras!).
Así que, aunque mi experiencia sea única por mis circunstancias y manera de ser (y por tanto subjetiva), es posible ejercer la criminología en España si uno pone el empeño suficiente y es constante. No es fácil, pero tampoco es imposible.
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