Breve biografía de Cesare Beccaria
Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, nació en Milán (Italia) el 15 de marzo de 1738. Fue el primogénito de cuatro hermanos de una familia acomodada, con privilegios debido a sus vínculos con el clero y dirigentes de Lombardía.
Beccaria estudió en el Colegio de los Nobles de Parma, dirigido por los jesuitas. Posteriormente, realizó sus estudios de Derecho en la Universidad de Pavía, graduándose en 1758.
Volvió a Milán y en 1760 contrajo matrimonio con Teresa Blasco, hija del coronel español Domenico Blasco, a pesar de la oposición por parte de la familia de Beccaria. Tuvo cuatro hijos (el único varón murió a poco tiempo de nacer) y uno de sus nietos fue el poeta, dramaturgo y novelista Alessandro Manzoni.
Beccaria formó parte del círculo de los hermanos Verri y escribió para la revista El Café. Asimismo, fue uno de los creadores, en 1761, de la Accademia dei Pugni.
En 1764, contando con tan solo 26 años, publicó de forma anónima su obra más influyente y reconocida: De los delitos y de las penas. Sin embargo, en 1766 la Iglesia Católica la incluyó en el Index Librorum Prohibitorum. Cabe decir que la referida obra de Beccaria estuvo impregnada por las ideas de la Ilustración y especialmente de El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, publicado dos años antes.
El libro de Beccaria vio la luz en español en 1774, si bien en 1782 la Inquisición lo prohibió. Hasta 1820 no se volvió a editar.
En 1768 fue nombrado profesor de Ciencias Fiscales en la Escuela Palatina de Milán. Cuando se retiró de la enseñanza, solicitó un puesto en la administración y como alto funcionario pasó sus últimos años.
Falleció en Milán el 28 de noviembre de 1794, contando con 56 años, a consecuencia de un derrame cerebral.
De los delitos y de las penas de Cesare Beccaria
De los delitos y de las penas se publicó durante la vigencia del Antiguo Régimen. Según recalcan Redondo y Garrido en Principios de Criminología (2013), «constituyó en su época una propuesta reformadora de la sociedad, en contra de la arbitrariedad, la ilegalidad y los abusos de poder que caracterizaban ampliamente la justicia de su tiempo» (p. 79). A su vez, la influencia de la obra beccariana ha sido y es notable en los actuales Códigos Penales de Occidente.
Aunque Beccaria no profundizó sobre las causas del delito sino sobre su prevención, de las palabras del autor el lector puede hacerse una idea al respecto. Ya tendremos la ocasión de profundizar en su obra en un artículo posterior.
Cabeza de la Escuela Clásica de Criminología
Hoy, Beccaria es considerada la figura principal de la Escuela Clásica de Criminología. Esta Escuela, tal como afirma García-Pablos en Criminología: Una introducción a sus fundamentos teóricos (2016), «asumió el legado liberal, racionalista y humanista de la Ilustración, especialmente su orientación iusnaturalista» (p. 278). De todas formas, si bien abogaba por la racionalización del ámbito jurídico-penal, se enmarca dentro de la criminología precientífica. La criminología científica o positiva no nacería antes de la segunda mitad del siglo XIX.
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